Cuando en Comas se habla de la gestión “municipal” de Miguel Saldaña Reátegui, la reacción mayoritaria de las personas es de incredulidad primero y de rabia después. La respuesta es casi unánime: usted está loco o trabaja en el municipio con ese desgraciado ¡no joda…! Así de sencillo y fácil: loco o idiota, ¿cuál prefiere?
A lo largo de los últimos casi 13 meses y días hemos venido denunciando los errores y problemas de esta gestión. “Errores” que saltaron desde la primera lista de posibles “funcionarios” de la actual gestión, así como de los integrantes de la Comisión de Transferencia. Sería ocioso señalar a qué personas me réferi en dicho momento, personas que ahora ya están fuera de esta gestión y otras que, a pesar de los severos cuestionamientos administrativos y judiciales, siguen en funciones, pero sus acciones, lesivas y dañinas en contra de los intereses del pueblo comeño, persisten.
Cuando Saldaña Reátegui fue elegido alcalde de Comas, muchos sabíamos lo que se podía venir, pero ingenuamente creímos en una capacidad de redención, de corregir errores y pecados de sus anteriores gestiones. Craso error, al contrario. Llegó recargado de una soberbia y una arrogancia casi, casi esquizofrénica, tan igual a la de su socio y cómplice en este cúmulo de “errores” que lindan con el delito, la designación de sus funcionarios, por ejemplo, es una muestra de esta prepotencia enfermiza. Miguel Saldaña Reátegui como alcalde y como abogado sabe, o debe saber, que estas designaciones deben ir de la mano con la ley. Y no ampararse en salidas tontas como la ley me lo permite. Los cargos de confianza son permitidos, sí, claro, pero de personas que cumplan con los requisitos o perfiles mínimos que manda la ley.
Es por eso que ahora tenemos una gravísima falta de institucionalidad en Comas. Creo y sin temor a equivocarme que esto último es, por desgracia, el mal que nos afecta a todos por igual, comeños y no comeños, personas que a diario vienen a nuestro distrito a tratar de invertir, llámense pequeños o medianos o grandes empresarios, a pretender, basándose en las supuestas reglas de juego que rigen, o deberían regir, los procedimientos administrativos, desde el pequeño comerciante al empresario de peso, desde la pequeña ama de casa que quiere instalar una pequeña bodega, a la poderosa constructora que desea construir unas torres de viviendas, todos, según la constitución, somos iguales ante la ley. En un estado de derecho y democracia todos los ciudadanos debemos creer y esperar la predictibilidad de los trámites o gestiones que iniciamos ante una institución. Pero la pregunta de rigor en este caso es, ¿en Comas se respetan las leyes? No, rotundamente no.
En Comas hay un desprecio casi absoluto por la ley, las normas, el orden. Los “funcionarios” del alcalde de Comas no respetan la ley, no conocen la Constitución ni el Código Penal, ni la 27444 ni el TUPA, y si las conocen les importan un carajo. El temor a las denuncias penales o las sanciones de INDECOPI, les importan un rábano, ¿saben ustedes por qué? Porque tienen como ejemplo máximo a un hombre que desde hace 4 años se zurra en la ley con la complicidad descarada de un Poder Judicial totalmente corrupto, ese Poder Judicial que le permite seguir burlándose de la justicia con leguleyadas y dinero. Hace 4 años que Saldaña Reátegui fuera sancionado y condenado por el 4to JPLN, y ratificado, por la Primera Sala Penal, en la apelación presentada por este remedo de alcalde. Sentencia que hasta ahora no puede ser inscrita en el REGISTRO CENTRAL DE CONDENAS y así ser vacado por sentencia condenatoria.
Mientras tanto seguimos con la cojudez de la inscripción del movimiento SOMOS MÁS, las ECOPOLLADAS, las ANTENAS del bombero, la Fiscalización DE LOS MOTOTAXISTAS a manos de Damacen y CIA, las fechorías de PULPIN, EL JOVEN. Nos cuentan, que los celulares, ENTEL, del municipio comeño estarían intervenidos para saber con quién o con quiénes se comunican los funcionarios, sobre todo para saber de qué hablan, ¿será cierto eso?... Corren las apuestas.
Nos piden que nos ocupemos de los tiempos de espera en un trámite y los requisitos innecesarios, esos que constituyen barreras burocráticas ilegales e irracionales. Cuidado… que las multas de INDECOPI las pagan (de sus bolsillos) los funcionarios. Ojo, no el trabajador corrupto y coimero, están avisados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario